La Mujer Boluda

Hace un par de días me topé con Comer, Rezar, Amar... Sí, ya sé, de entrada no parece una obra maestra del séptimo arte: El trailer es sincero y anticipa el desastre (aunque la música de Florence + The Machine abría una pequeñisima esperanza).

Coty Nosiglia resulta un Premio Nobel al lado del personaje de doña Roberts.

No importa que avanzada creamos que es la sociedad en la que vivimos (¡pero que linda tu iPad, man, boló!) seguimos teniendo algunos rasgos muy primitivos y el machismo es uno de ellos. Ver en una publicidad de TV el papel que se le asigna a la mujer es un desafío a nuestra paciencia y a nuestra capacidad para tolerar la indignación. ¿Las mujeres se juntan con su suegra para hablar sobre como la lavar un saquito? ¿Se visten a lo red carpet para lavar los platos?... Momento! ¿Sólo las mujeres lavan los platos?. ¿El único mérito de Mica es ser linda mientras que sus hermanitos son un artista y un deportista en potencia?... En serio: ¡¿Me están jodiendo?! (N de R: Pensé que se me había pasado el enojo, pero no! Empecé a escribir y me calenté otra vez.)

Pintar a La Mujer como una idiota superficial parace ser el objetivo oculto de muchos spots publicitarios... y el de algunas películas también. Este es el caso del film protagonizado por Julia “Mujer Bonita” Roberts. La película no es más que el trailer extendido: Mujer adulta con el corazón roto sale a olvidar sus penas y “evolucionar como ser humano” en viaje a través de la comida (en Italia), de lo espiritual (en india) y del amor (en indonesia). Sufro, morfo, medito y me enamoro; ni más ni menos.

El tiroteo de clichés arranca desde el minuto 1 y se extiende durante los siguientes 139 pero el peor estereotipo que presenta este pastiche de autoayuda no es el tano griton comepasta o el colorido de la india que Hollywood adora, sino el de mujer boluda: Chica Cosmo inestable caída en desgracia busca refugio en el New Age (el movimiento, no el vino).
¡Ojo! No niego la existencia de la boludez femenina, pero también hay hombres boludos, viejos boludos, carniceros boludos, boludos que escriben en un blog (wink, wink). La boludez no es una cuestión de género, raza o religión, es patrimonio de la Humanidad toda; todos podemos padecerla y cada uno es libre de ejercerla como más le guste. Lo preocupante aquí son los aires de “universalidad” que tiene la película: La boludez como modelo, como ejemplo a seguir (para la espectadora, sobre todo). No pasa inadvertido que todas las mujeres que rodean al personaje femenino central, de alguna manera, la toman como referente sin importar si tienen una buena vida en familia, si se rompen el alma para educar a su hija sin padre o si son adolescentes indias con un matrimonio arreglado. Julia es el faro que puede guiarlas hacia las soleadas costas de boludalandia, y la que no es boluda quiere serlo por que Julia inspira. Ninguna se comporta como una verdadera amiga y le dice "Hueca infelíz ¿podés parar un minuto?".

Capitulo aparte merece la banalidad con la que se trata el tema religioso. Es alarmante lo vacuo de su discurso espiritual, lo superficial de esa busqueda interna. Ni en un sucucho de yoga de Palermo Culo se permitirían semejante liviandad (bah’, creo).

En resumidas cuentas este cachivache es el equivalente fílmico a la sección de contraindicaciones de un prospecto de remedios. Al final debería decir: "Si usted es así de boluda no conduzca maquinaria pesada".

El pensar en la mujer y en todo lo que ha trabajado (y sigue trabajando) para ganar algunos derechos y equiparar otros tantos con los de los humanos que meamos de parado me genera muchas sensaciónes: admiración, respeto y una pizca de culpa por tener un cromosoma "Y" que me hace la vida un poquito más fácil. Basta con recordar que antes de Eva Perón las mujeres no podían votar en nuestro país como para darse cuenta de que hasta no hace mucho estábamos realmente muy jodidos. Pero ¿todas las mujeres deben ser lideres? No. ¿Todas tienen que ser fuertes y combativas? No. ¿No hay lugar para la sensibilidad, la timidez o la introspección? ¡Claro que sí! Pero películas como esta (y publicidades como las nombradas) solo reflejan -y refuerzan- uno de los rasgos más retrógrados de la sociedad: El prejuicio de que todas las mujeres son boludas. Y eso, afortunadamente, está muy lejos de ser cierto.

Por muchas más Boludas que Menstrúan, salud!

PD: Tranqui, si te gustó la peli no quiere decir que seas un/a boludo/a. A mi me encantó Porky’s desde pre-adolescente y nunca metí el pito en un caño de la pared.

4 degustaciones:

María Bertoni dijo...

Recomiendo la contracara de este bodrio, la francesa Villa Amalia.
Me gustó mucho tu reseña, Winston. :)
Saludos.

Winston Smith dijo...

Gracias María por pasar por aquí! Como lectores de Espectadores nos alegra :)

Ya tomamos nota de Villa Amalia para quitarnos el sabor de esta fiasco.

Saludos!

Anónimo dijo...

Una de las películas mas bodriamente soporíferas que he visto. Gran bola de lugares comunés. Y está basada en un best-seller, asi que si, estamos al horno.

Ahi dejo algo interesante en relación a las mujeres y la publicidad. (Está en inglés, no lo encontré subtitulado)

http://video.google.com/videoplay?docid=-1993368502337678412#

Muy buen post! Será compartido :)

Winston Smith dijo...

Muy bueno el documental que nos dejaste! Excelente análisis por su claridad y las conclusiones que ofrece.

Ya estamos compartiendo tu material también.

Saludos!